Sydney Schertenleib, la jugadora suiza que llegó al Barcelona a través de Instagram

Sydney Schertenleib, la jugadora suiza que llegó al Barcelona a través de Instagram

Suiza no solo está viviendo una Eurocopa ilusionante por ser la anfitriona o por haber pasado por primera vez en su historia a cuartos de final. También por tener en sus filas a una de las grandes promesas del fútbol europeo. Sydney Schertenleib (Zúrich, 18 años) no pasa desapercibida. Ni por su físico —1,78 metros de altura, medias bajas y larga melena— ni por su fútbol. Técnica, elegante, versátil y con una gran definición, la joven suiza, de doble nacionalidad —estadounidense y helvética— ha vivido un ascenso meteórico en apenas un año: del Grasshopper de la liga suiza a La Masia, del filial azulgrana al primer equipo, del debut en Champions a ser titular con su selección en una Eurocopa en la que se enfrentará a algunas de sus actuales compañeras de equipo. Y todo empezó con un mensaje directo de Instagram.

Fue Daniel Sánchez, entonces ojeador del FC Barcelona, quien la descubrió casi por casualidad en un torneo sub-17 en 2022 mientras seguía de cerca a la italiana Giulia Dragoni. Schertenleib le llamó enseguida la atención. “No es habitual que una jugadora con su altura se mueva con tanta coordinación”, explicó recientemente en la Cadena SER. Elaboró un primer informe y, un año más tarde, tras verla de nuevo, lo tuvo claro: era un futuro fichaje. Pero había un problema. No tenían ningún contacto en su base de datos, ni tampoco conocían si tenía agente. Sánchez optó por la vía más directa, y le escribió por mensaje privado en Instagram para preguntarle quién gestionaba su carrera.

Tardó dos días en contestar. No por dudas, sino porque no lo vio. Su familia le advirtió —su hermana le gestiona la cuenta de Instagram— y no terminó de creérselo del todo, e incluso buscó en Google el nombre de Daniel Sánchez para comprobar si realmente trabajaba para el Barcelona. Cuando vio el dominio del correo electrónico comprendió que era real, y su padre tomó entonces las riendas de la negociación junto a un abogado.

Y entonces llegó al Barcelona en el verano de 2024 con la idea de incorporarse al filial, pero pronto recaló en el primer equipo. “No la cagues”, se dijo a sí misma el primer día en el Barça. Al inicio no fue sencillo. “Los dos primeros meses fueron los más difíciles, no solo físicamente, sino también psicológicamente”, aseguró Sydney al medio suizo Blick. Los primeros entrenamientos le costaron mucho, pero se adaptó pronto al vestuario y al juego.

Tanto que, con el dorsal 30 a la espalda, debutó en Liga y Champions, disputó 22 partidos con el primer equipo —782 minutos en total— y ha marcado dos goles y dado dos asistencias. De primeras no entró en las convocatorias, pero la salida de Keira Walsh y algunas lesiones en el centro del campo le abrieron las puertas. En el Barcelona ha ocupado diversas posiciones: pivote, interior y extremo. Ella se siente más cómoda como 8 o 10, con libertad para conducir, pisar área y aparecer cerca del gol.

En la selección suiza su rol es aún más ofensivo. Juega como delantera, pero con mucha movilidad, bajando al centro del campo y combinando con Wälti y Reuteler, a quien asistió en el segundo partido de la fase de grupos y con quien forma un peligroso dúo.

Pia Sundhage, la seleccionadora de Suiza, le ha dado libertad, pero también le ha exigido. En el debut contra Noruega no fue titular: la entrenadora consideró que en sus entrenamientos no estaba dando el nivel. Pero en los dos siguientes encuentros ya partió de inicio.

Este viernes, en los cuartos de final contra España, Schertenleib se enfrentará a varias de sus compañeras del Barcelona. “Sabemos la calidad que tiene y el daño que nos puede hacer”, aseguró Claudia Pina. Sydney también lo sabe. Frente a su país, con sus familiares llegados desde Estados Unidos en la grada y con el collar de su madre que porta como amuleto, saldrá a por todas. Y aunque termine su Eurocopa, su camino empieza a despegar.