Los disparos del ejército israelí matan a 57 personas en un reparto de comida en Gaza

El contador de muertos durante ataques israelíes en Gaza desde el 7 de octubre de 2023 no se detiene. El ritmo cotidiano se mantiene en cerca de un centenar de media cada uno de estos 614 días de violencia. En concreto, 89,7. Los 120 de los que informan las autoridades sanitarias locales este miércoles desde el día anterior hacen que la cifra total de víctimas mortales supere por vez primera los 55.000. Al menos 57 se han producido por disparos de las tropas de ocupación israelíes en un centro de distribución de comida en el entorno del denominado corredor Netzarim, que divide en dos la Franja, y otros lugares similares. El ejército israelí reconoce haber llevado a cabo disparos de “advertencia” en esa zona y un número indeterminado de “bajas”, por lo que ha abierto una investigación, según un comunicado. Esos puntos de reparto de alimentos a los que Israel obliga a acudir a la población sin la colaboración de la ONU, principal responsable de esa tarea, se han convertido en una ratonera.
En esos lugares han perdido la vida en los últimos días más de 220 personas, según las autoridades locales del ejecutivo de Hamás. Uno de los testigos de esos ataques de los últimos días, Issam Wahdam, describe al canal catarí Al Jazeera cómo murió su hermano cuando ambos acudieron a por comida. “Al llegar, nos sorprendió ver drones disparándonos. No sabíamos qué hacer; nunca antes habíamos vivido algo así”, explica. “Había muchos heridos y mártires [la manera en que se refieren los palestinos a los caídos en el conflicto], incluido mi hermano”.
La versión de los portavoces castrenses israelíes, similar a la ofrecida en matanzas anteriores, reconoce que ha habido disparos por su parte y que ha habido muertos, aunque no se atribuyen responsabilidad alguna en las víctimas que denuncian las autoridades palestinas.
“Durante la noche, las Fuerzas de Defensa de Israel (como denominan al ejército) realizaron disparos de advertencia contra sospechosos que se desplazaban por la zona de Netzarim y representaban una amenaza para las fuerzas, a pesar de las advertencias de que la zona era una zona de combate activo. Se sabe que hubo bajas por disparos en la zona; los detalles se están investigando”, argumenta el comunicado del ejército.
La última gran polémica del conflicto la protagoniza la que se conoce como Fundación Humanitaria para Gaza, que es, en realidad, un entramado controlado por Israel y Estados Unidos que opera sobre el terreno gracias a mercenarios armados que han llegado a colocar en recintos enjaulados a los gazatíes que se acercaban a por comida.
Ni Naciones Unidas ni las organizaciones humanitarias que operan en Gaza reconocen ni aprueban ese sistema de reparto, que ha elevado el grado de violencia contra una población que acude en masa y desesperada a los lugares a los que son convocados por las autoridades israelíes.
Al borde de la hambruna
En la práctica, para las organizaciones humanitarias, la puesta en marcha de esa fundación, que informa de que este miércoles ha batido su récord al repartir 34.000 cajas con el equivalente a 2,5 millones de raciones, no ha puesto fin al bloqueo de entrada en la Franja. Cientos de miles de personas al borde de la hambruna siguen sin acceso a alimentos básicos, agua, combustible, medicinas, equipamiento sanitario o material para construir refugios.
El cerrojazo informativo que impone Israel junto al de la ayuda impide en muchos casos poner rostro e historias a esas víctimas mortales. No solo no permite el acceso a reporteros a la Franja, sino que sus ataques han matado ya al menos a 178 periodistas y empleados de medios de comunicación, según el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, según sus siglas en inglés). Algunos de esos dramas particulares logran, sin embargo, superar ese muro. Es el caso de Alaa Al-Najjar, la pediatra palestina de 38 años que perdió a su marido y a nueve de sus diez hijos en Gaza el pasado 23 de mayo asesinados en un bombardeo israelí sobre su casa.
Este miércoles, la mujer ha podido salir de Gaza acompañada del único descendiente que le queda: Adam, de 11 años, como integrantes de un convoy con unos 80 niños evacuados hacia distintas ciudades de Italia. Así lo ha confirmado el responsable de prensa del paso fronterizo de Rafah (sur de Gaza), Wael Abo Mohsen, a través de redes sociales.

En el vídeo se puede observar a la facultativa durante una breve despedida antes de subir a una ambulancia del Ministerio de Sanidad del Gobierno de Hamás. Tanto ella como su hijo van a residir en Milán (Italia), donde ya están asentados otros familiares. Allí, Adam será operado en el hospital Niguarda para recuperarse de las fracturas que todavía sufre tras el bombardeo, según ha explicado Antonio Tajani, ministro de Exteriores de Italia, en declaraciones a RTL 102.5 radio.
100 años sin entrar en Israel
Mientras, Israel mantiene detenidos a ocho de los 12 integrantes —cuatro han sido ya deportados— de la flotilla de ayuda a Gaza que trataba de acercarse al enclave palestino a bordo de un velero y que fueron asaltados el lunes en aguas internacionales por tropas israelíes. El brasileño Tiago Avila, en huelga de hambre y sed, ha sido enviado a una celda de aislamiento a la cárcel de Ayalon. Por su parte, la europarlamentaria franco-palestina Rima Hassan, ha permanecido aislada durante unas horas en la prisión de Neve Tirza, tras escribir “Free Palestine [Palestina Libre]" en el anterior penal en el que se encontraba, el de Givon, al que finalmente ha regresado, según la organización Adalah, una organización israelí de derechos humanos que les presta asistencia jurídica.
Las autoridades han emitido una orden por la que prohíben la entrada al país a los 12 miembros de la flotilla durante 100 años, según Adalah. Esta organización asegura que el Estado se ha extralimitado al llevar a cabo la operación fuera de sus aguas y, además, consideran ilegal el bloqueo de la Franja contra el que protestan los activistas.
“El acto de aislamiento y traslado a centros penitenciarios separados constituye una grave violación de los derechos de los voluntarios y un claro intento de ejercer presión mental y política sobre ellos”, ha denunciado la organización en un comunicado.
Los más de 55.000 muertos y más de 127.000 heridos son los que engrosan la lista oficial, que Naciones Unidas da por buena, pero se estima que unos 10.000 podrían seguir desaparecidos. La inmensa mayoría, pendientes de recuperar de entre los escombros.
En torno a dos tercios de los muertos son menores y mujeres, pese a que las autoridades israelíes insisten en que el objetivo de su operación es acabar con la resistencia armada palestina que lidera Hamás. El brazo militar de este grupo, que gobierna en la Franja, encabezó el ataque que en el que fueron asesinadas unas 1.200 personas en suelo israelí aquel 7 de octubre de 2023.
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