Prostitución, comercio informal y extorsión, entre los problemas que afectan a negocios en el Puente del Guambra

Por más de 40 años, el puente del Guambra, en el centro-norte de Quito, ha sido una vía de acceso para vehículos y transeúntes entre la avenida Patria y la 10 de Agosto.
La edificación tomó el nombre de un famoso restaurante ubicado bajo el puente, denominado El Guambra.
Este era un sitio popular de reuniones sociales para jóvenes y adultos en la década de los 70.
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No obstante, en pleno 2025, atraviesa problemas graves derivados de la prostitución, el comercio informal y la extorsión silenciosa, que obliga a sus comerciantes a trabajar bajo discreción y a sus visitantes, a tomarlo como una simple zona de paso.
El lugar es concurrido. Las personas van y vienen en ambos sentidos. Algunos se dirigen al sur y otros al norte.
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Los buses se detienen en la esquina diagonal al parque El Ejido, abordan pasajeros y continúan su ritmo.
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Nadie se detiene. Pocos ciudadanos ingresan al pasaje Enterprise, un pequeño centro comercial subterráneo que cruza toda la avenida 10 de Agosto. Un grupo mucho menor consume en un patio de comidas lateral, ubicado en el Pasaje Comercial El Guambra.
Sin embargo, los otros cubículos —cubiertos por una gran capa de productos textiles, golosinas y tecnología— parecen olvidados en el tiempo. Tanto así, que sus propietarios piensan en salir.
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“Le soy sincera, quiero botar la toalla”, dijo Elena M., dueña de un estand de ropa que desde 1986 ha sido una de las pioneras para que el pasaje comercial se construyera.
Ella junto con otro grupo de mujeres y hombres lograron generar préstamos para levantar el espacio, luego que el Municipio de la época les ayudara a regularizar sus negocios.
Hoy, se han visto inmersos en inconvenientes relacionados con la alta inseguridad de la zona. “Este sector se ha llenado de personas no deseables. Sumado al comercio informal que se encuentra afuera, las ventas acá se van en bajada”, contó Elena.
En los extremos del puente es fácil observar a personas vendiendo medias, ropa interior o artículos varios como collares, chips de celulares o controles de televisión. Son productos similares a los que se expenden en el interior del pasaje, pero a un costo menor.
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“La competencia no es equitativa. Se ponen a vender afuera chalecos para niño en $ 5. Yo tengo los mismos, pero los míos cuestan $ 10 o $ 20 porque la calidad es diferente, solo que la gente ya no ve eso”, apuntó la comerciante.
Esta actividad de carácter ilegal ha obligado a que las personas con puestos regularizados bajen sus precios, pero les afecta totalmente en el bolsillo y la manutención de sus hogares.
“Las ventas están bajas. De un 100 %, por lo menos el 70 % no se vende nada. No puedo bajarme de los precios que tengo porque mis hijos no comen y la inversión es fuerte”, sostuvo Elena.
A esto se le suma la fuerza que ha tomado el negocio de la prostitución por las calles aledañas.
Mujeres se ubican en la calle 18 de Septiembre y, muchas veces, en la esquina del pasaje comercial, esperando clientes.
“Estamos en un lugar bastante polémico. Así como nos ha tocado aguantar manifestaciones en constantes oportunidades, también sufrimos por la inseguridad”, señaló Nohemy Pacheco, presidenta de la Asociación de Pequeños Comerciantes del Guambra.
Ella aduce que la proliferación de la prostitución es reflejo de la actualidad del país.
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En menos de tres cuadras, más de 20 mujeres esperaban caminando en su propio metro cuadrado o apoyadas en las paredes de la zona.
Hombres se les acercaban, conversaban unos segundos y los encaminaban a hostales cercanos, que no costaban más de $ 5.
Este panorama se repite a diario. Para Augusto Guevara, el lugar cambió desde que las cooperativas de transporte interprovincial dejaron de pasar por la avenida 10 de Agosto.
“Hace 30 años este lugar era muy rentable, pero en la actualidad, las ventas han decaído. Han dejado que crezca el mal modo de vivir de las personas, mucha delincuencia y prostitución”, concluyó Augusto, quien se dedicó a vender ropa interior desde que tuvo que dejar su trabajo como técnico de aviación.
Otras personas, quienes prefirieron no identificarse, indicaron que la extorsión también es parte de la dinámica.
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Dicen que, a diario, identifican a personas que se acercan con carteles amenazantes a exigir un valor económico, no solo a los estands comerciales, sino también a las mujeres que se dedican a la industria de la prostitución. (I)
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