El Valencia raciona la ilusión de Mestalla un verano más

El Valencia raciona la ilusión de Mestalla un verano más

El Valencia fichó a un fichador que apenas ficha. Un verano más, el pesimismo se desparrama por la ciudad futbolera. Las noticias anuncian muchos jugadores que se marchan y solo unos pocos que llegan. La afición se pone en lo peor una vez más y aun así, en otro arrebato de fidelidad, ha llegado a los 40.479 abonados (cuatro mil más que la pasada temporada). Sorprende que la escasez de refuerzos para que Carlos Corberán afronte su primera temporada desde el inicio, después de salvar al equipo tras cogerlo totalmente desquiciado a finales de diciembre, llega después de haber incorporado a un profesional para redondear la plantilla: Ron Gourlay.

El escocés, que fue director ejecutivo del Chelsea campeón de la primera Champions, anunciado como nuevo CEO del Valencia el 29 de mayo, tardó 40 días en llegar a la ciudad. Aterrizó y se echó una pesada roca a la mochila. “Estoy encantado de reunirme de nuevo con Carlos (Corberán). Con Kiat (Lim, hijo del dueño y presidente desde mediados de la temporada pasada) al mando, compartimos la ambición de devolver al Valencia CF al lugar que le corresponde: competir por los más altos objetivos, con una plantilla que refleje la identidad y el futuro del club”, soltó a su llegada. No ha vuelto a hablar. Como Carlos Corberán, que parece secuestrado por el club, que ha decidido que no comparece nadie hasta que empiece la Liga. No lo hará tampoco ni antes ni después del Trofeo Naranja, este sábado en Mestalla, ante el Torino.

La pretemporada solo ha servido para avivar los malos presagios. Cuatro partidos, ninguna victoria. Dos derrotas ante el Castellón y el Borussia Mönchengladbach, y sendos empates frente al Leganés y el Olympique de Marsella.

El equipo está concentrado en el Royalverd Training Center de Olot. Todos se conocen. Hay pocas novedades: Dani Raba, que llegó gratis después de que se produjera el descenso del Leganés; el fichaje de Copete, que deja el Mallorca por tres millones y medio de euros, y la cesión desde el Athletic, una especie de alquiler por algo menos de un millón de euros, de Julen Agirrezabala.

Por la misma puerta por la que entraron estas tres novedades, salieron muchos más, algunos tan significativos como Christian Mosquera, que se marcha al Arsenal por 20 millones de euros, y Yarek, que deja otros 10 para irse al PSV Eindhoven. Dos centrales que dejan mellada la defensa de Corberán. Su marcha, además, tiene un marcado simbolismo: los dos llevan en el club desde niños y en la ciudad deportiva se pensaba que marcarían una época como centrales del primer equipo. Ron Gourlay y Miguel Ángel Corona, el director deportivo, no pensaban lo mismo.

Este verano también han dejado el Valencia otros jugadores importantes como Mamardashvili, que se ha ido al Liverpool, Sergio Barrenechea, que estaba cedido por el Aston Villa, que lo ha vendido al Benfica, y Omar Sadiq, determinante en un momento concreto de la temporada, que regresa a la Real Sociedad. Otros salieron sin dejar huella, como Iván Jaime, Sergi Canós y Rafa Mir, que se va después de una temporada marcada por un escándalo nocturno que acabó en los juzgados. Ahora mismo, en la órbita del Valencia, están dos jugadores sin mucho nombre: Iván Azón, punta español del Como, y el canadiense Cyle Larin.

Gourlay y Corona, eso sí, están intentando retener al otro gran central valenciano, César Tárrega, a Javi Guerra y Diego López. Aunque ninguno de los tres ha aceptado todavía la oferta de renovación. Además urge fichar a un delantero porque Corberán, de momento, solo tiene a Hugo Duro. El club también tantea la llegada del centrocampista del Rennes Baptiste Santamaría para reforzar el centro del campo, aunque la solución puede estar una vez más en la academia, donde dos canteranos se están haciendo un hueco en la plantilla: el extremo Pablo López y el centrocampista Lucas Núñez, que lleva en el Valencia desde los 11 años.