El Barça remonta con la cabeza ante el Oviedo

A falta de pies, la cabeza arregló un partido que tenía mala pinta para el Barça en Oviedo. Lewandowski y Araujo remontaron con dos testarazos un sorprendente gol de Reina, habilitado por un error de Joan García, después que Eric empatara a la salida de un córner, la jugada que más se repitió en el confuso partido del Tartiere. El duelo con el líder Real Madrid no le permite al Barcelona descontar más puntos después del empate de Vallecas. Y las jugadas a balón parado son un muy buen recurso cuando el fútbol no fluye, a diferencia de lo que pasó ante el Valencia o el Getafe.

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Aarón Escandell, Rahim Alhassane, Eric Bailly, Lucas Ahijado, David Carmo, Alberto Reina (Josip Brekalo, min. 75), Haissem Hassan (Kwasi Sibo, min. 64), Ilyas Chaira (Álex Forés, min. 74), Leander Dendoncker (Santiago Colombatto, min. 88), Salomón Rondón y Santi Cazorla (Luka Ilic, min. 64)
3

Joan García, Eric García, Ronald Araujo, Gerard Martín (Jules Koundé, min. 72), Pau Cubarsí, Marcus Rashford (Andreas Christensen, min. 90), Dani Olmo, Raphinha (Robert Lewandowski, min. 64), Pedri (Marc Bernal, min. 90), Marc Casadó (Frenkie de Jong, min. 45) y Ferran Torres
Goles 1-0 min. 32: Alberto Reina. 1-1 min. 55: Eric Garcia. 1-2 min. 69: Lewandowski. 1-3 min. 87: Ronald Araújo
Arbitro Miguel Ángel Ortiz Arias
Tarjetas amarillas Eric Bailly (min. 91)
Aunque cambia la alineación cada partido, Flick mide mucho las rotaciones, condicionado por las lesiones —Lamine, Gavi, Fermín y Balde— y por un calendario que anuncia para el domingo la visita de la Real Sociedad y el miércoles la del PSG en el recuperado Montjuïc. Los que se sentaron en el banquillo en el Carlos Tartiere fueron Lewandowski, Koundé y De Jong. El polaco y el holandés serían necesarios para dar la vuelta al marcador después de un sorprendente gol de Reina. El único que no descansa nunca es Pedri porque le sienta mal y también porque le necesita el equipo tanto en la Liga como en la Champions. Jugaba Pedri en el Barça y Cazorla formaba en el Oviedo. El asturiano sacó cuatro córneres consecutivos en cinco minutos ante el entusiasmo de la afición del Tartiere. La presión inicial del Oviedo no dejaba respirar al equipo de Flick hasta que la pelota cayó a pies de Pedri. El tinerfeño activó a Raphinha y el centro del brasileño fue tan bien rematado por Rashford como rechazado por Escandell.
La jugada subrayó la iniciativa del Barça, demasiado impaciente por alcanzar el área del Oviedo. El juego del equipo, vestido con la camiseta dorada inspirada en Kobe Bryant, era poco fluido y demasiado directo, muy centrifugado para suerte de la defensa del equipo de Paunovic. La prisa colectiva se desmarcaba de la pausa de Pedri. La única solución eran los disparos a media distancia de Rashford y de Raphinha, ambos reducidos por el portero del Oviedo, más acertado que Joan García. El meta azulgrana, presto en la salida y el control, falló el pase y el cuero quedó suelto para el gatillo de Reina. El tiro del volante desde más de 30 metros besó la red ante la alegría de los aficionados locales, ya encendidos cuando un centro de Lucas estuvo a punto de ser rematado por Rondón. Al Barça le podía la prisa, excesivamente nervioso, reiterativo en el error, nada preciso como se apreció en García.
A pesar de los remates resueltos por Escandell, Olmo no estaba nada fino, tampoco intervenía Ferran y ya se sabe que a Raphinha no le gusta la banda derecha a la que quedó fijado para que por la izquierda atacara Rashford. Ante un Oviedo que cerraba muy bien con diez futbolistas, tan fuerte como ordenado, el Barça necesitaba un ritmo más sostenido y mejorar la velocidad de pelota para ayudar a Pedri. Así que Flick dio entrada a De Jong.
El partido no varió de entrada porque el Barça atacaba mal, sin que los laterales progresaran y los volantes entraran en el área de Escandell. Muy bloqueada la circulación del esférico, los azulgrana encontraron remedio a la salida de un saque de esquina que remachó Eric García después de un remate de Ferran y una buena entrada por la banda de Araujo. El partido se localizó definitivamente en cancha del Oviedo y Flick metió a Lewandowski. El polaco avaló los cambios de Flick cuando cabeceó impecablemente un centro de De Jong. El testarazo del ariete fue tan académico como efectivo a pesar de la oposición de Bailly. El gol de Lewandowski activó al Oviedo. El equipo de Paunovic se enrabietó y empujó con ganas al Barça, demasiado blando en su campo, permeable por los costados y sin malicia para cerrar el encuentro en una de las transiciones armadas por el omnipresente Pedri.
El tinerfeño es tan imprescindible para tirar la línea de pase como para controlar la pelota y enfriar la contienda con independencia de que se juegue en Oviedo o en Newcastle. Mucho mejor si al lado juega De Jong.
Han aprendido los azulgrana a descansar con la pelota y también supieron rematar el choque de Oviedo con un córner rematado de forma imponente por Araujo. Un tanto que acabó con la ilusión vivida hasta el descanso por un Oviedo tan entusiasta como débil en las áreas, falto sobre todo de pegada y de sorpresa, aliviado por el fallo de Joan García, el mismo portero que hasta ahora tanto ha destacado y que falló en el momento de atacar la pelota fuera de su arco y para poner en acción al habilidoso Reina.
Los recursos del Barcelona, sin embargo, son infinitos respecto a los del Oviedo, y los cambios de Flick solucionaron un partido que los once titulares no habían sabido jugar ante el desespero del propio entrenador alemán. El remonte lo tuvieron que firmar dos suplentes como De Jong y Lewandowski.