Contra las jugadas de estrategia, el liderazgo de Iñigo Martínez y la irreverencia de Lamine y compañía

Cuando el Barcelona esperaba recuperar a Balde, Hansi Flick perdió a Jules Koundé. El Barcelona, entonces, se quedó sin sus dos laterales titulares para el duelo de vuelta de la semifinal de la Champions League ante el Inter.
“Las lesiones no se pueden cambiar”, razona, de entrada, el preparador alemán. Balde continúa en la enfermería desde que, el 13 de abril, se rompió el bíceps femoral de la pierna izquierda, mientras que Koundé sufrió una lesión distal en el mismo músculo ante el Inter en Montjuïc. “Eric [García], Ronald [Araújo], Héctor [Fort] y Gerard [Martín] pueden jugar en sus posiciones y ayudarnos a ganar”, completó el técnico del Barcelona en San Siro. No mencionó a Iñigo Martínez, por supuesto tampoco a Landry. En el último entrenamiento del Barça en San Siro, Gerard y Landry clonaron la posición de Balde, el único lateral capaz de profundizar en ataque.
Frente a un viejo problema, nuevas soluciones: en la final de Copa ante el Madrid, cuando ya se olía la prórroga, Hansi Flick mandó al campo a Araújo para acomodar a Iñigo Martínez como lateral izquierdo. “Me ha comentado Flick si me veía en esa posición y le he dicho que sí. Me he tirado a por todas. Hay que cumplir cuando toca, aunque no sea tu posición”, comentó el defensa vasco. A sus 33 años, Iñigo tuvo que tirar de memoria para arrinconarse en el lateral izquierdo, demarcación en la que debutó en el filial de la Real. “Es un líder absoluto y lo da todo por este club. Es un gran ejemplo para el resto”, destacó Flick sobre Iñigo Martínez, su hombre clave para marcar la línea del fuera de juego y también uno de los referentes de la zaga azulgrana para defender el balón parado.
A Flick le preocupa especialmente la fórmula a utilizar para protegerse de las jugadas a balón parado. En la temporada, el Barcelona ha recibido 19 goles de estrategia; ocho fueron en el último mes, seis de ellos de córner. La debilidad azulgrana es justamente una fortaleza del equipo de Inzaghi: cuatro de los últimos cinco goles que ha marcado en la Champions (dos contra el Bayern y otros dos contra el Barça) los ha firmado tras un saque de esquina. “Podría ser una buena idea…”, bromeó Flick sobre la posibilidad de no conceder córners. “Pero”, añadió ya en serio, “espero que los jugadores sepan qué hacer en el momento adecuado”.
Desde la final de la Copa ante el Madrid, Flick ha comenzado a dedicar varios minutos de los pocos entrenamientos que tiene a trabajar las jugadas de estrategia. Lo hace en el césped del Tito Vilanova —centro de trabajo del Barça en la Ciudad Deportiva— , también en la sala de vídeos. “La razón es que no tenemos la posición adecuada o no presionamos al jugador correcto en el momento que toca. Las jugadas a balón parado debemos defenderlas mucho mejor”, expuso Flick.
Los dos mejores jugadores que tiene Flick en la plantilla para defender el balón parado son, según el área deportiva, Iñigo Martínez y Araújo. Y es precisamente el motivo por el que el cuerpo técnico medita mezclarlos junto a Eric García y Cubarsí. La alternativa, en cualquier caso, continua siendo Gerard Martín.
La prueba de Iñigo y Araujo junto a Cubarsí y Eric funcionó en la prórroga contra el Madrid y en el segundo tiempo del duelo de ida contra el Inter, después de que, en la primera parte, Gerard sufriera frente a Dumfries. “Sin Balde, Gerard es el único lateral izquierdo puro que tiene Hansi”, insisten las mismas fuentes de la dirección deportiva. Flick, en cualquier caso, adelantó: “Vamos a cambiar algunas cosas en defensa. Eso es lo que puedo decir”.
Para amortiguar el pánico, el Barça recuperó a otro estandarte para las jugadas de estrategia: Lewandowski. “Está preparado para estar en el banquillo y, cuando lo necesitemos, volverá a entrar”, explicó el alemán sobre el estado de forma del 9, presente en la convocatoria para el duelo frente al Inter. El polaco representa potencia en las áreas, pero sobre todo experiencia en un grupo colonizado por la juventud, representada en Lamine Yamal. “Lamine es un genio, pero lo importante es el equipo. Al principio de temporada no teníamos ni idea de lo que lograríamos. Hemos logrado dos títulos y las semanas que vienen son muy importantes. Queremos disfrutar”, concluyó Flick.
“¿Cómo está el vestuario?”, cuestionó Dani Olmo; “es una fiesta. Tener jugadores tan jóvenes te quita un poco de presión. No le dan tanta importancia. Ya estamos los veteranos para encaminarlos”, completó el 20 azulgrana.
Contra el pánico de una defensa diezmada y la fragilidad a balón parado, el Barça busca el billete a Múnich con la pizarra de Flick y la fiesta de Lamine Yamal y compañía.
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