Ceres pudo haber tenido energía duradera para impulsar la habitabilidad, según investigación

Ceres pudo haber tenido energía duradera para impulsar la habitabilidad, según investigación

Una investigación de la NASA ha descubierto que el planeta enano Ceres pudo haber tenido una fuente de energía química profunda y de larga duración que puede haber mantenido condiciones habitables en el pasado.

En este sentido, esta fuente de energía química procede de tipos de moléculas necesarios para alimentar ciertos metabolismos microbianos.

Aunque no hay evidencia de la existencia de microorganismos en Ceres, el hallazgo respalda las teorías de que este planeta, el cuerpo más grande del cinturón principal de asteroides entre Marte y Júpiter, pudo haber albergado en el pasado condiciones propicias para la vida unicelular, detalla Europa Press.

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Sin embargo, este resultado no significa que Ceres albergara vida, sino que probablemente hubiera “alimento” disponible si la vida hubiera surgido en Ceres, apostilla la investigación, publicada esta semana en ‘Science Advances’.

En este sentido, los datos científicos de la misión ‘Dawn’ de la NASA, finalizada en 2018, mostraron que las regiones brillantes y reflectantes de la superficie de Ceres estaban compuestas por sales residuales del líquido que se filtró desde el subsuelo.

Posteriormente, un análisis realizado en 2020, reveló que la fuente de este líquido era una enorme reserva de salmuera, o agua salada, bajo la superficie. Asimismo, en otra investigación, la misión ‘Dawn’ también reveló evidencia de que Ceres contiene material orgánico en forma de moléculas de carbono, esencial, aunque no suficiente por sí sola, para el sustento de las células microbianas.

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En el estudio actual, los autores construyeron modelos térmicos y químicos que simulan la temperatura y la composición del interior de Ceres a lo largo del tiempo. De esta forma, descubrieron que hace unos 2.500 millones de años, el océano subterráneo de Ceres podría haber tenido un suministro constante de agua caliente con gases disueltos que ascendía desde las rocas metamorfoseadas del núcleo rocoso. El calor provenía de la desintegración de elementos radiactivos en el interior rocoso del planeta enano, que ocurrió durante la juventud de Ceres, un proceso interno que se cree que es “común” en el sistema solar, han afirmado.

El autor principal del estudio, Sam Courville, ha explicado que “en la Tierra, cuando el agua caliente de las profundidades subterráneas se mezcla con el océano, el resultado suele ser un festín de energía química para los microbios”. Por lo tanto, determinar si el océano de Ceres recibió una afluencia de fluido hidrotermal en el pasado “podría tener importantes implicaciones”, ha precisado.

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Sin embargo, es improbable que el Ceres que se conoce hoy sea habitable, ya que es más frío, con más hielo y menos agua que en el pasado. Actualmente, el calor proveniente de la desintegración radiactiva en Ceres es “insuficiente” para evitar que el agua se congele, y el líquido restante se ha convertido en salmuera concentrada, subraya el estudio de NASA.

Por lo tanto, la investigación incide en que el período en el que Ceres probablemente habría sido habitable fue entre 500 y 2.000 millones de años después de su formación (o hace entre 2.500 y 4.000 millones de años), cuando su núcleo rocoso alcanzó su temperatura máxima. Fue entonces cuando se introdujeron fluidos cálidos en el agua subterránea de Ceres.

El planeta enano tampoco se beneficia del calentamiento interno actual generado por el empuje y la atracción al orbitar un planeta grande, como sí lo hacen Encélado, la luna de Saturno, y Europa, la luna de Júpiter. Por lo tanto, el mayor potencial de Ceres para generar energía que permitiera su habitabilidad ya estaba en el pasado.

Este resultado también tiene implicaciones para los objetos ricos en agua del sistema solar exterior pues muchas de las otras lunas heladas y planetas enanos de tamaño similar a Ceres (unos 940 kilómetros de diámetro) y que no sufren un calentamiento interno significativo debido a la atracción gravitatoria de los planetas también podrían haber tenido un período de habitabilidad en el pasado. (I)

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